12.5.07

El espantapájaros del complot

La idea de un complot político desestabilizador le queda más que grande a las protestas y movilizaciones de estos días.
El copyright de este espantapájaros le corresponde, en principio, a Javier Bedoya (UN) por lo que cabe preguntarse si su exagerada alerta no es otra vez consecuencia de un nuevo acto de fe.
Sin embargo, lo curioso –o acaso no tanto- es que el gobierno haya hecho suyo este argumento de derechas para pararse frente al problema.
Y curioso –por no decir candoroso- porque a la actual administración le sobra inteligencia y experiencia políticas para saber que en el desierto opositor no existe, hoy por hoy, nadie capaz de organizar y cohesionar bajo un mismo norte político la diversidad de demandas y expectativas sociales que se vienen desembalsando.
Para el día a día, para el impacto instantáneo, el patito de goma de Bedoya le sirve, no obstante, al régimen para esquinar políticamente la pegada mediática que las agitaciones locales vienen logrando. Y es que, guste o no, también son noticia.
Pero echar mano de un cuco político para explicar lo que viene aconteciendo socialmente también es regalarle en bandeja de plata un irreal protagonismo político al nacionalismo radical que infructuosamente ha tratado de capitanear Ollanta Humala.
El ahijado de Hugo Chávez debe de estar más que satisfecho con esta sonaja de la conspiración a toda máquina en los cuatro suyos. Le da una proyección que ni dormido hubiera soñado. Su última movida de pretensiones masivas, apelando al fácil antichilenismo, fue un fracaso total en Tacna.
Así, las aprensiones oficialistas haciéndole más que ojitos al desvelo –u, otra vez, acto de fe- de Tucán Jr. terminan deslizándose por el tobogán de un liderazgo político, inexistente por cierto, capaz de mover calculada y organizadamente a gentes en Ancash, Ica, Piura, Moquegua, Loreto, Huánuco y el mercado de Santa Anita en Lima.
Ni el PAP, el único partido realmente en el país, tiene esa capacidad. Menos el capitán de Madre Mía y su batallón de izquierdistas desconcertados.
Alguien debería contarle a los principales operadores gubernamentales sobre esa paradoja social por la cual, contrariamente a lo que dicta el sentido común y la mano invisible del mercado, a más bonanza económica, más reclamos sociales.
Y es lo que en buena cuenta está pasando en el país a falta de una real y eficaz redistribución de las riquezas que han disparado el país hasta casi las cumbres de los resultados macro económicos.
Demasiado muñeco, para tan pocos cuervos políticos.

No hay comentarios.: