29.6.06

Una grieta hierve en la olla

(La Primera, 7 de junio de 2006)

Más temprano que tarde, el dúo electoral UPP-PNP comienza a enfrentar los primeros problemas serios post derrota electoral en la segunda vuelta.
Más de una señal, en realidad, más de una voz, va anunciando una ruta de cisma en la tienda de campaña de los socios nacionalistas.
Suele decirse que tras las victorias abundan siempre generales; curiosamente, después de la precaria derrota en las urnas sufrida por la apurada sociedad electoral encabezada por Ollanta Humala, comienzan a sobrar comandantes.
Las madrugadoras grietas amenazan avanzar hasta los 45 escaños obtenidos por la olla.
La convocatoria a la construcción de un frente nacionalista de cara a los comicios regionales y municipales de noviembre, le ha sabido como chicharrón de sebo al partido que alquiló vientre a cambio de una existencia electoral –impensada en otras circunstancias- en el firmamento de la política.
El upepismo parlamentario puede estar comenzando a advertir que puede ser una mejor apuesta a futuro, desengancharse del radicalismo en el que ha estado encarrilado, mismo vagón, durante la campaña, para construir un juego propio en el escenario de los próximos cinco años.
En realidad, UPP, con 19 congresistas elegidos, constituye toda una bancada casi equivalente, en votos, a la de UN.
Una fuerza nada desdeñable en la perspectiva de un Congreso en el que la construcción de consensos pro gobernabilidad democrática será relevante durante el quinquenio 2006-2011.
La especulación, abonada por las opiniones recientes de voceros de una y otra asas de la olla, puede terminar agarrando auténtico punto de cocción en la medida que el frente que anuncian Humala y cercanos, es una puerta abierta a la inclusión de agrupaciones y movimientos ubicados en la franja ancha del radicalismo antisistema, marea en la que más de un izquierdismo, sin faros ni mapas desde hace años, trata ahora de hacerse sitio.
Y en el horizonte más inmediato post elecciones, Ollanta Humala va a empezar a descubrir que en realidad no ha cambiado ninguna agenda y ningún mapa políticos.
Ambos han estado ahí desde buen tiempo atrás buscando infructuosamente una representación que, efectiva y eficazmente, comience a ponerle fin en serio a la marginación y postración en la que se encuentran sumidos millones de peruanos.
Hoy fue él; mañana puede ser otro. O ninguno.
Mucho dependerá de lo que haga el próximo gobierno.