Memo octubre 2007
Cambios en espera: El Ejecutivo sigue tomándose su tiempo para los relevos ministeriales. La idea es que los cambios se hagan lo más lejos posible, en el tiempo, de las interpelaciones que ha sacado adelante la oposición parlamentaria.
O sea que la recomposición ministerial no aparezca como el resultado de las presiones y críticas opositoras.
Sería como regalar una victoria política demasiado grande a adversarios del gobierno cuya actuación, en promedio, tiene más sombras que luces. Y no sólo en el Congreso.
Pero igual hay cambios cantados ¿Alejamientos definitivos? ¿Enroque entre carteras?
Como fuese, lo cierto es que una reestructuración del gabinete le puede dar un aire nuevo a la administración para encarar esta época de popularidades adelgazadas.
Reenganche: O como revertir el desencanto de estos tiempos que los últimos sondeos han detectado.
El gobierno tiene casi todo para reatrapar el respaldo ciudadano. Especialmente, una economía creciendo macizamente.
Hay recursos para atender mejor a los más pobres –o sea la mayoría-, pero la calidad y la eficacia del gasto público siguen siendo muy pobres. Sobran los ejemplos.
Además de la reforma del Estado, es urgente fortalecer los programas sociales dotándolos de mayor capacidad gerencial.
Con éxitos macroeconómicos casi a diario, la pobreza comienza a impacientarse. Redistribuir mejor puede abrirle el camino de regreso a las simpatías. Y mano dura e implacable para las corrupciones de todo calibre.
ONA: La creación de la Oficina Nacional Anticorrupción ha sido sacada de la manga, precisamente, cuando se extiende peligrosamente la sensación –basada en denuncias concretas y fundadas- de que están proliferando corruptelas aquí y allá.
Algo no funciona, desde hace rato, en los sistemas de control y fiscalización. Y en tiempos de bonanza y abundancia, los latrocinios –públicos o privados- se multiplican.
Todo esfuerzo anticorrupción es, en este sentido, bienvenido. La pregunta es cómo va a encajar la ONA con las redes anti delito ya existentes.
El Poder Judicial y el Ministerio Público están saltones con la nueva institución. Lo importante es que la iniciativa no sea vista ni sentida como meros fuegos artificiales.
Decepción de siempre: El fútbol peruano y sus dirigentes no dan pie con bola. El papelón del mes. Como no hay equipo, Manuel Burga y su cofradía de la FPF plantean que el Perú-Brasil se juegue en Arequipa para ver si la altura impide que nos pasen por encima.
O sea nada de fútbol y sí mucho de criollada. Y la FIFA, encima, les dice nones. Ninguna vergüenza. Como dijo el Presidente, algo hay que hacer con Burga. Pero ya.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario