30.8.08

Matonería fujimorista

En el quinto aniversario del informe final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR), los fujimoristas han vuelto a mostrar sus fauces y sus garras.
En una incursión tan esperpéntica como intolerante y repleta de violencia, irrumpieron como las camisas pardas del nazi Röhm o como los matones urristas que habitaron el Perú de los años 30, en la ceremonia que se celebraba pacíficamente ante el monumento El Ojo que Llora en el Campo de Marte.
Casi un asalto por sorpresa. Insultos contra los asistentes –muchos, deudos de víctimas de la violencia que asoló al país durante casi dos décadas-, empellones dignos de escuela fascista, pisotones a lo Atila y gritos destemplados clamando por la inocencia inverosímil de ese cuatrero de la política que hoy comparece ante un tribunal por los graves delitos que se le imputan.
Que se sepa, ningún dirigente de la banda naranja ha condenado, hasta el momento, los desmanes saboteadores de la noche del jueves.
Y, claro, el diario de la sinrazón –vocero oficioso los Fujimori y compañía-, con vergonzosa brevedad oriental, cuenta todo descaradamente al revés, no sin ufanarse de que la infame turba haya pisoteado velas y le haya “aguado la fiesta” a los congregados.
Un reencarnado Joseph Göbbels parece tener asiento en la redacción del pasquín de marras.
En buena cuenta, el fujimorismo ha vuelto a descubrir su verdadero rostro de prepotencia y su talante antidemocrático, sin sitio alguno para la discrepancia y para el respeto por el dolor que aún persigue a miles de peruanos por familiares muertos durante los largos años de terror desatado por las huestes criminales de SL y el MRTA.
Sin ser parte de este extremo de intolerancia violenta, algunos encumbrados representantes del gobierno –a todas luces el ala más conservadora que encarnan, entre otros, Antero Flores Aráoz y Luis Giampietri- han cuestionado otra vez en estos días el informe y la labor de la CVR.
No queda claro hasta ahora si se trata de opiniones personales o si, por el contrario, lo dicho refleja una postura oficial sobre la controversia que suscitan las recomendaciones para la reconciliación.
La duda sigue flotando pues a la vuelta de estas críticas, Hernán Garrido Lecca, ministro de Salud, ha señalado sin medias tintas que el trabajo de los comisionados ha sentado las bases para la pacificación y ha destacado el compromiso del gobierno con el cumplimiento de la reparaciones recomendadas.
Por lo menos en el gobierno se discrepa con altura y no con la matonería de patadas y puños de la que hace gala el fujimorismo.

Foto: Portada diario La República, 30 de agosto 2008

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