¿Se va solo Pandolfi?
Si no hubiera estado inhabilitado por el Congreso, ¿habría mantenido el gobierno a Alberto Pandolfi como director ejecutivo del Programa de Reducción de Vulnerabilidades del Fenómeno del Niño (Preven)?
Sin ese impedimento legislativo, ¿su nombramiento oficial de días atrás no iba acaso a desencadenar de todas maneras las críticas y los problemas vistos en la semana?
Las respuestas son tan obvias que la pregunta verdaderamente clave es cómo y por qué la actual administración termina empapada por lluvia tan avistada y cantada.
¿No prevén en el Ejecutivo?
De momento, el primer capítulo del episodio Pandolfi ha terminado zanjado con la olvidada –parece que más por voluntad que por memoria- inhabilitación que ha permitido desembarcar fundadamente en menos de 24 horas al ex primer ministro de Alberto Fujimori.
Pero hay secuelas en camino: Para empezar, la fugaz designación del ingeniero fujimorista es antorcha regalada para una oposición perdida en la niebla de su precariedad política.
Bancadas no oficialistas ya calientan motores para exigir cuentas y sacarle manteca política al asunto.
Sin duda, el error -¿también voluntario?- abona a favor de las sospechas, lamentablemente cada vez más extendidas entre la opinión pública, de un entendimiento tácito, pero no por ello menos deleznable, entre el oficialismo y el fujimorismo.
De pasada, lo ocurrido debilita de hecho y en primer lugar al presidente del Consejo de Ministros Jorge del Castillo lo cual abre espacios para que alas contrapuestas al interior del gobierno comiencen a moverse en pos de mayores posiciones.
El primer saldo -¿calculado?- del caso es que el movedizo y protagónico primer vicepresidente Luis Giampietri queda arrinconado y más que descolocado después de meses hincando como un tábano para que Pandolfi sea el director ejecutivo de Preven.
En ese sentido, cálculo o no, los costos han sido igual muy altos.
Sorprende sobremanera la ruta y el desenlace preliminar de la historia. Porque el 10 de septiembre de 2006, Correo daba cuenta de que en el Consejo de Ministros del día anterior, o sea el 9, se acordó incorporar al ex premier fujimorista como director de Preven.
Como ha anotado La Ventana Indiscreta de Canal 2, el 11 de septiembre Giampietri tuvo en sus manos un dossier completo sobre la trayectoria pública de Pandolfi.
Decir que nos sabía es inaceptable.
De septiembre a ahora ha habido tiempo de sobra para ajustar tuercas y tener el piso parejo. Sin previsión o con cálculo, los costos son grandes, aunque se haya ido Pandolfi y, de alguna manera también, Giampietri.
Si no hubiera estado inhabilitado por el Congreso, ¿habría mantenido el gobierno a Alberto Pandolfi como director ejecutivo del Programa de Reducción de Vulnerabilidades del Fenómeno del Niño (Preven)?
Sin ese impedimento legislativo, ¿su nombramiento oficial de días atrás no iba acaso a desencadenar de todas maneras las críticas y los problemas vistos en la semana?
Las respuestas son tan obvias que la pregunta verdaderamente clave es cómo y por qué la actual administración termina empapada por lluvia tan avistada y cantada.
¿No prevén en el Ejecutivo?
De momento, el primer capítulo del episodio Pandolfi ha terminado zanjado con la olvidada –parece que más por voluntad que por memoria- inhabilitación que ha permitido desembarcar fundadamente en menos de 24 horas al ex primer ministro de Alberto Fujimori.
Pero hay secuelas en camino: Para empezar, la fugaz designación del ingeniero fujimorista es antorcha regalada para una oposición perdida en la niebla de su precariedad política.
Bancadas no oficialistas ya calientan motores para exigir cuentas y sacarle manteca política al asunto.
Sin duda, el error -¿también voluntario?- abona a favor de las sospechas, lamentablemente cada vez más extendidas entre la opinión pública, de un entendimiento tácito, pero no por ello menos deleznable, entre el oficialismo y el fujimorismo.
De pasada, lo ocurrido debilita de hecho y en primer lugar al presidente del Consejo de Ministros Jorge del Castillo lo cual abre espacios para que alas contrapuestas al interior del gobierno comiencen a moverse en pos de mayores posiciones.
El primer saldo -¿calculado?- del caso es que el movedizo y protagónico primer vicepresidente Luis Giampietri queda arrinconado y más que descolocado después de meses hincando como un tábano para que Pandolfi sea el director ejecutivo de Preven.
En ese sentido, cálculo o no, los costos han sido igual muy altos.
Sorprende sobremanera la ruta y el desenlace preliminar de la historia. Porque el 10 de septiembre de 2006, Correo daba cuenta de que en el Consejo de Ministros del día anterior, o sea el 9, se acordó incorporar al ex premier fujimorista como director de Preven.
Como ha anotado La Ventana Indiscreta de Canal 2, el 11 de septiembre Giampietri tuvo en sus manos un dossier completo sobre la trayectoria pública de Pandolfi.
Decir que nos sabía es inaceptable.
De septiembre a ahora ha habido tiempo de sobra para ajustar tuercas y tener el piso parejo. Sin previsión o con cálculo, los costos son grandes, aunque se haya ido Pandolfi y, de alguna manera también, Giampietri.
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