18.4.08

Lucha anticorrupción sin demora

El festín habido en el Banco de Materiales (Banmat) trae de vuelta, al centro de la agenda, el tema de la corrupción.
No sólo pública –aunque su exposición pueda ser mayor- sino también privada.
En este sentido, la videoteca montesinista siempre será elocuente e indeleble archivo de quiénes están también, muchas veces, del otro lado de la ventanilla del delito.
Pero se esperaba que tras casi una década de bandolerismo organizado desde el Estado, la recuperada democracia de 2000 fortaleciera al máximo los mecanismos de fiscalización y control. Y no ha sido así, lamentablemente.
El quinquenio toledista se fue arrastrando los pies en esta asignatura fundamental de gobierno. Muchos de los pillos del caso Banmat vienen –así parece al menos- del tramo final de la administración anterior. Otros, y no son pocos, han hecho de las suyas en los primeros tiempos de la actual gestión.
Ésta tiene por delante todavía tres años y como que recién cae en la cuenta –tras la bribonería en un banco público- de cuán importante es colocar el combate contra la corrupción dentro de las prioridades de gobierno.
Supone, en buena cuenta, impulsar día a día una auténtica cultura anticorrupción en todas las esferas, optimizando recursos para las entidades fiscalizadoras, sancionando con severidad y eficacia ejemplares a los sinvergüenzas, destacando las conductas honestas en el Estado.
Era y es –siempre lo será en realidad- una tarea en la que la iniciativa política la tiene el gobierno y en la que no hay sitio ni tiempo para distracciones.
La Oficina Nacional Anticorrupción (ONA) ha apurado pasos en las últimas horas y ha sacado a flote un nuevo escándalo: decenas de indebidos beneficiarios de becas y créditos educativos. Nada menos.
Pero resulta positivo, cuando menos, que una entidad pública haya investigado y denunciado el hecho de marras.
Genera la sensación de que no existe manto encubridor ni enjuagues debajo de la mesa para salvarle el pescuezo a los sapazos de toda la vida.
Sin duda, un ejemplo que debe de ser multiplicado y robustecido especialmente. Porque además de la labor de escrutinio implacable, es imprescindible que los resultados de la misma sean conocidos por todos.
¿Se sabe algo en estas épocas recientes del trabajo y resultados de la Contraloría General de la República? Ciertamente, casi nada.
Más casos como el de Banmat pueden comenzar a disolver seriamente credibilidad, respaldos y legitimidades.
Se trata, pues, a fin de cuentas de institucionalizar, vigorosa y creativamente, la lucha contra la corrupción. Y sin demora.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

si el apra es la corrupcion misma, como puede dirigir una oficina anticorrupcion? esto es absurdo.

Anónimo dijo...

¿La señora Carolina Lizárraga es aprista?
¿La señora Roxana Cueva es aprista?
¿El señor Ivan Meini es aprista?
¿Eñ señor Ronald Gamarra es aprista?
Ninguno lo es. Y todos trabajan en al ONA.