24.3.08

Una burra muy devota

Manuel Atanasio Fuentes (1820-1889) fue talento fecundo tanto para la pluma como para la más dilatada diversidad de oficios y profesiones.
Fue magistrado y decano del Colegio de Abogados de Lima, periodista, satirista afilado, organizador de estadísticas, cronista de su tiempo, experto en medicina forense, biógrafo y editor polifacético.
Firmaba con el seudónimo de El Murciélago, nombre también éste de su célebre periódico satírico desde el cual fustigó, entre otros, a los chilenos invasores de 1879.
Su obra más conocida y aplaudida es “Lima. Apuntes históricos, descriptivos, estadísticos y de costumbres” (París, 1867).
De este libro, un pasaje delicioso sobre la Semana Santa de antaño y una burra tan fiel como puntual e inteligente.
Las fechas justifican la cita siguiente, con el permiso de El Murciélago, claro está.
«La semana de Dolores salían de las iglesias, como salen hasta ahora, sacerdotes acompañados de dos pages con libreas; uno de los cuales lleva un enorme parasol y otro una grande salvilla, ántes de plata y hoy de cualquiera otro metal menos valioso.
»Los sacerdotes entraban de casa en casa pidiendo limosna para el Santo Monumento. El domingo de Ramos se hacian en las iglesias la bendición de las Palmas y por la tarde salia de la Capilla del Baratillo la Procesion del Borriquito, representación de la entrada triunfal de Jesu-Cristo á Jerusalem.
»La procesión se saca todavia, pero no con el inmenso acompañamiento y con la esplendidez de otros tiempos.
»El borriquito, ó mejor dicho, la borriquita que, en Lima, sirve es de madera, pero en algunos pueblos, el Señor sale en una borrica viva.
»Muy conocida es la historia de la familia de las Burras del Señor, de Chorrillos. La primera á que, en tiempos ya remotos, se destinó para servir en procesión, se hizo naturalmente objeto de culto para los indios quienes, no solo la dejaban en entera libertad y completo ocio, sino que la regalaban lo mejor que podian.
»El descanzo y la buena alimentación tenian á la burra en un estado extraordinario de gordura. La burra vagaba a sus anchas dentro del pueblo y por las chacras y valles vecinos, pero el día de Ramos se presentaba espontáneamente, en la Iglesia, acompañada siempre de un tierno pollino.
»No extinguida la raza de esa inteligente burra, sus descendientes prestan hoy el mismo servicio y gozan de las misma prerrogativas y cuidados de sus antepasados. Hasta el día, no se ha dado ejemplo de que haya faltado una vez la burra, ni de que se haya presentado sin su cria».

1 comentario:

Anónimo dijo...

un gran libro es el coran, es maravilloso.