9.6.08

Subiendo como el precio del petróleo

El más reciente sondeo del Grupo de Opinión Pública de la Universidad de Lima (595 encuestados, 31 mayo-1 de junio, Lima y Callao) está confirmando la recuperación en la aprobación presidencial, detectada también por mediciones previas, incluso a nivel nacional.
En la serie estadística del GOP-Lima, el respaldo a la gestión de Alan García sube de 38.8% (mayo) a 45% (junio).
Poco más de 6% de repunte con notas por niveles socio-económicos que van desde 73.3% en el sector A hasta 36.4% y 34.5% en el D y E, respectivamente.
Hasta Luis Carranza, al frente del MEF, acaso la cartera más sensible entre las economías populares, gana casi siete puntos: de 29% a casi 36%.
En términos más generales, o más despersonalizados si se quiere, la labor del gobierno cosecha ahora una adhesión de 44% frente a 38.5% del mes anterior.
No es poco después de constantes rodadas cuesta abajo en los últimos tiempos. Pero es temprano todavía para afirmar si los porcentajes positivos de mayo-junio marcan una tendencia firme en el futuro más inmediato.
El efecto cumbre ALC-UE parece que no es suficiente para explicar el terreno ganado en la opinión pública.
Pueden haber más motivos incidiendo en la subida.
Casi al cabo de dos años, la administración comienza a estar en capacidad de mostrar obras concretas mientras anuncia otras merced a la magnífica disponibilidad de recursos.
De otra parte, hay un esfuerzo por mejorar resultados en materia de inversión y programas sociales.
Y, adicional y principalmente, el crecimiento económico sigue avanzando como una locomotora, algunos de cuyos efectos positivos ya pueden estarse dejando sentir entre los hogares de menores ingresos.
Aunque polémicas, ahí están las cifras oficiales de reducción de la pobreza en 2007 respecto del año previo.
Cuán sostenible es este escenario de cuasi tierra prometida a la vista es la pregunta del momento.
Sin duda, un entorno interno favorable está marcando las buenas cotas de aprobación del gobierno, pero las restricciones pueden provenir de afuera.
Básicamente, por la crisis alimentaria mundial y por el imparable ascenso del precio del petróleo. Morgan Stanley ya está calculando que para julio el barril podría llegar a U$ 150.
Tal volatilidad –cada vez más lejos de ser fugaz- en mercados globales tan importantes, va a tener impactos cada vez más severos en la economía local.
Una primera alza en los combustibles, con su efecto multiplicador en otros precios, ya ha ocurrido.
La aprobación presidencial está subiendo como el precio del petróleo pero, por eso mismo, también puede empezar a bajar. Globalización le dicen.

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