Después de Los Iracundos
A primera vista parece una mera anécdota musical en su biografía penitenciaria, pero el ingreso reciente de dos integrantes de Los Iracundos a la sede de la Diroes de la PNP para cantarle “Río Verde” y “Puerto Montt” al procesado Alberto Fujimori en la víspera de su cumpleaños –el pasado domingo 27 de julio-, deja escuchar notas más complejas y graves.
El episodio estuvo precedido poco antes por una visita del ministro Luis Alva Castro a las mismas instalaciones que albergan al inquilino carcelario más notorio de estos tiempos.
El titular del Interior y otros voceros oficialistas han dicho que sólo se trató de una inspección rutinaria a una base policial y que nunca se reunió ni conversó con el compinche mayor de Vladimiro Montesinos.
Las explicaciones no sólo no convencen ni un poquito, sino que, por el contrario, van cediendo terreno frente a versiones cada vez más serias, precisas y detalladas sobre un encuentro entre ambos personajes, casi teniendo como música de fondo a “Extraños en la noche” en la voz de Frank Sinatra.
Los medios y sus investigaciones periodísticas siguen hurgando y ya se va sabiendo de varias otras tratativas entre fujimoristas y oficialistas en los días previos a las Fiestas Patrias.
Según parece vienen en camino más revelaciones que prometen agitar las aguas y destemplar más de una cuerda vocal.
Sin embargo, lo concreto y real ahora es que salta a la vista un súbito ablandamiento en las condiciones de reclusión de Fujimori que ha ido de la mano con el cambiazo repentino de su bancada parlamentaria respecto de la elección de la Mesa Directiva del Congreso.
Porque antes de que los cantantes uruguayos entonaran a sus anchas las preferidas del Chino, el fujimorismo le había dicho nones a la candidatura de Javier Velásquez Quesquén, mientras Keiko salía a reclamar a voz en cuello la cabeza del primer ministro.
Un par de melodías para los oídos de papi –y sabe Dios qué más- y los 14 legisladores naranja, viraron 180 grados.
Se ha restablecido un entendimiento vergonzoso, sólo que esta vez ha sido especialmente visible.
Y esto, sin duda, va a tener costos para la imagen del gobierno y también del partido en la opinión pública.
Por cierto, el oficialismo queda expuesto a partir de ahora al chantaje y la extorsión política por todo aquello que pueda haber debajo de la mesa.
Era mejor perder solos que ganar mal acompañados la elección legislativa, están diciendo ya varios compañeros.
Y más de uno comienza a estar efectiva y realmente iracundo en Alfonso Ugarte.
A primera vista parece una mera anécdota musical en su biografía penitenciaria, pero el ingreso reciente de dos integrantes de Los Iracundos a la sede de la Diroes de la PNP para cantarle “Río Verde” y “Puerto Montt” al procesado Alberto Fujimori en la víspera de su cumpleaños –el pasado domingo 27 de julio-, deja escuchar notas más complejas y graves.
El episodio estuvo precedido poco antes por una visita del ministro Luis Alva Castro a las mismas instalaciones que albergan al inquilino carcelario más notorio de estos tiempos.
El titular del Interior y otros voceros oficialistas han dicho que sólo se trató de una inspección rutinaria a una base policial y que nunca se reunió ni conversó con el compinche mayor de Vladimiro Montesinos.
Las explicaciones no sólo no convencen ni un poquito, sino que, por el contrario, van cediendo terreno frente a versiones cada vez más serias, precisas y detalladas sobre un encuentro entre ambos personajes, casi teniendo como música de fondo a “Extraños en la noche” en la voz de Frank Sinatra.
Los medios y sus investigaciones periodísticas siguen hurgando y ya se va sabiendo de varias otras tratativas entre fujimoristas y oficialistas en los días previos a las Fiestas Patrias.
Según parece vienen en camino más revelaciones que prometen agitar las aguas y destemplar más de una cuerda vocal.
Sin embargo, lo concreto y real ahora es que salta a la vista un súbito ablandamiento en las condiciones de reclusión de Fujimori que ha ido de la mano con el cambiazo repentino de su bancada parlamentaria respecto de la elección de la Mesa Directiva del Congreso.
Porque antes de que los cantantes uruguayos entonaran a sus anchas las preferidas del Chino, el fujimorismo le había dicho nones a la candidatura de Javier Velásquez Quesquén, mientras Keiko salía a reclamar a voz en cuello la cabeza del primer ministro.
Un par de melodías para los oídos de papi –y sabe Dios qué más- y los 14 legisladores naranja, viraron 180 grados.
Se ha restablecido un entendimiento vergonzoso, sólo que esta vez ha sido especialmente visible.
Y esto, sin duda, va a tener costos para la imagen del gobierno y también del partido en la opinión pública.
Por cierto, el oficialismo queda expuesto a partir de ahora al chantaje y la extorsión política por todo aquello que pueda haber debajo de la mesa.
Era mejor perder solos que ganar mal acompañados la elección legislativa, están diciendo ya varios compañeros.
Y más de uno comienza a estar efectiva y realmente iracundo en Alfonso Ugarte.
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