El arte del enredo
El abogado César Nakasaki viene haciendo gala de un auténtico talento para el arte del enredo, especialmente durante las últimas audiencias en las que se han exhibido pruebas y testimonios claves sobre la responsabilidad penal del acusado Alberto Fujimori en crímenes de lesa humanidad.
La defensa del jefe del golpe ocurrido un día como hoy hace 16 años, concentra esfuerzos pro inocencia con una variado abanico de artilugios de dudosa efectividad para lo central en este proceso: la valoración jurídica que, a fin de cuentas, corresponderá realizar a la sala que preside el magistrado César San Martín.
Nakasaki, por ejemplo, ha afinado cuerdas de interrogador con el claro afán de desacreditar a testigos a partir de sus trayectorias personales.
Como que lo suyo es cortarle la cabeza al mensajero a ver si así el mensaje –que es lo que verdaderamente importa y vale- no llega a su destino.
Si esa es la vara, la verdad es que los testigos de descargo ofrecidos hasta ahora por la defensa del ex socio de Vladimiro Montesinos llevan las de perder de lejos, empezando por Santiago Martin Rivas.
¿Qué va a hacer cuando tenga al frente a Nicolás Hermoza Ríos –otro de sus defendidos- quien ya ha declarado judicialmente que supo que Fujimori estaba al tanto de las fechorías de los “buenos muchachos”?
Otro ardid desarrollado por el doctor de casi todos los chicos malos es argüir que su patrocinado desconocía la existencia del grupo Colina y que jamás hubo un política de exterminio selectivo a sangre fría porque no existe manual, orden, directiva, informe o guía que exprese explícitamente tal plan de barbaridades.
O sea casi como la mentada máxima que campea entre abogados: lo que no está en el expediente, no existe.
Esta línea de argumentación está empapada de cinismo pues –como es obvio- las andanzas asesinas colineras se urdieron, coordinaron y ejecutaron en la más absoluta clandestinidad, por fuera de los canales y trámites oficiales.
¿O es que cree Nakasaki que alguien va a dejar huellas explícitas y detalladas de sus crímenes para la posteridad? No pues.
Sin embargo, un grueso expediente de declaraciones, versiones cotejadas y coincidentes, y documentos que prueban que hubo un marco para actuar clandestinamente a sangre y fuego, van descubriendo la autoría mediata de Fujimori en estas violaciones de los derechos humanos, sobre todo la serie de entrevistas de Umberto Jara a Martin Rivas.
Éste ya salió a negar ahora la existencia de Colina pero ‘Kerosene’ Sosa, ya preso, lo ha desmentido.
¿Qué nuevo enredo tejerá ahora Nakasaki?
El abogado César Nakasaki viene haciendo gala de un auténtico talento para el arte del enredo, especialmente durante las últimas audiencias en las que se han exhibido pruebas y testimonios claves sobre la responsabilidad penal del acusado Alberto Fujimori en crímenes de lesa humanidad.
La defensa del jefe del golpe ocurrido un día como hoy hace 16 años, concentra esfuerzos pro inocencia con una variado abanico de artilugios de dudosa efectividad para lo central en este proceso: la valoración jurídica que, a fin de cuentas, corresponderá realizar a la sala que preside el magistrado César San Martín.
Nakasaki, por ejemplo, ha afinado cuerdas de interrogador con el claro afán de desacreditar a testigos a partir de sus trayectorias personales.
Como que lo suyo es cortarle la cabeza al mensajero a ver si así el mensaje –que es lo que verdaderamente importa y vale- no llega a su destino.
Si esa es la vara, la verdad es que los testigos de descargo ofrecidos hasta ahora por la defensa del ex socio de Vladimiro Montesinos llevan las de perder de lejos, empezando por Santiago Martin Rivas.
¿Qué va a hacer cuando tenga al frente a Nicolás Hermoza Ríos –otro de sus defendidos- quien ya ha declarado judicialmente que supo que Fujimori estaba al tanto de las fechorías de los “buenos muchachos”?
Otro ardid desarrollado por el doctor de casi todos los chicos malos es argüir que su patrocinado desconocía la existencia del grupo Colina y que jamás hubo un política de exterminio selectivo a sangre fría porque no existe manual, orden, directiva, informe o guía que exprese explícitamente tal plan de barbaridades.
O sea casi como la mentada máxima que campea entre abogados: lo que no está en el expediente, no existe.
Esta línea de argumentación está empapada de cinismo pues –como es obvio- las andanzas asesinas colineras se urdieron, coordinaron y ejecutaron en la más absoluta clandestinidad, por fuera de los canales y trámites oficiales.
¿O es que cree Nakasaki que alguien va a dejar huellas explícitas y detalladas de sus crímenes para la posteridad? No pues.
Sin embargo, un grueso expediente de declaraciones, versiones cotejadas y coincidentes, y documentos que prueban que hubo un marco para actuar clandestinamente a sangre y fuego, van descubriendo la autoría mediata de Fujimori en estas violaciones de los derechos humanos, sobre todo la serie de entrevistas de Umberto Jara a Martin Rivas.
Éste ya salió a negar ahora la existencia de Colina pero ‘Kerosene’ Sosa, ya preso, lo ha desmentido.
¿Qué nuevo enredo tejerá ahora Nakasaki?
1 comentario:
Umberto Jara el malabarista del enredo verbal.
He leído atentamente su artículo y no entiendo cómo puede Ud. sacar semejante conclusión: que sea Nakazaki quien enreda los interrogatorios.
Umberto Jara elude responder a las preguntas puntuales de Nakazaki, pues ha construído una novela y pretende que un tribunal condene a una persona basado en sus declaraciones.
Jara hacía gala de "investigador periodístico" y hablaba de una metodología de investigación estringente aludiendo a cruce de fuentes, contrastación de información, etc. Pero resulta que son fuentes anónimas como "el general", "varios oficiales", una "frondosa bibliografía sobre guerrra de baja intensidad" que no está consignada en su novela "Ojo por ojo" y los enunciados en la prensa no tienen sustento por ningún lado.
Jara consigna en su libro que EL OBJETIVO de su libro es demostrar la culpabilidad de Fujimori (a como dé lugar) en la llamada Guerra de Baja Intensidad" pruebas de ello no hay sino que tenemos que creerle al colaborador de Montesinos. Jara ya ha sido desnudado como operador de Montesinos (vea Youtube), y hasta figura en videos liderando la plana de Hora 20, aparte de la entrevista de Crousillat a Beto Ortiz en la cárcel.
Cuándo es creíble Umberto Jara, cuando trabajaba con Montesinos o ahora cuando es útil para acusar a Fujimori? Cuando entrevistó a Rivas, Jara estaba perseguido judicialmente, al igual que Rivas, por lo tanto extorsionable para los fines de la persecución. Qué recibió Jara a cambio que cese el acoso judicial en su contra? Qué le ofreció a un desesperado Rivas para que grabe videos incriminatorios a Fujimori? De allí la insistencia de Jara en los videos de incriminar a Fujimori.
Si las supuestas pruebas están basadas en fuentes anónimas, entonces estamos en la época de la Inquisición, de Robespierre y Marat, de los Juicios de Moscú, de la Alemania Nazi o del juicio contra Augusto B. Leguía. Como bien lo dice su nombre, "Tribunal Nacional de Sanción" no estaba para determinar la culpabilidad o inocencia de Leguía sino para sancionar, pues "no hacía falta demostrar su culpabilidad".
La persecución política disfrazada de lucha por la justicia, los Derechos Humanos, contra la corrupción e impunidad no es un nuevo fenómeno, pero seguimos sin aprender de la historia. En el caso de Leguía - preso en el Panótico y muerto de tisis a consecuencia del maltrato - se comprobó luego, vía auditoría, que las acusaciones carecían de sustento. (era un hombre con fortuna antes de empezar su mandato y terminó arruinado). No importaba su inocencia o culpabilidad, sino eliminarlo políticamente.
La ley del embudo en versión de Oscar R. Benavides, "para mis amigos todo, para mis enemigos la ley" ilustra el doble rasero moral del cual somos víctimas de manera imperceptible. Ojalá que no le toque vivir el calvario de ser acusado sin pruebas, con testigos anónimos, con dichos de oídas de terceras personas, que es lo que se pretende hacer.
La revolución de las comunicaciones ha puesto al descubierto la farsa. No se puede seguir engañando de la misma manera, el mundo está espectando a los hombres de prensa y solo tendrán valor y relevancia en cuanto sean fieles a la realidad y no a sus hígados.
Sr Iván García, hay que tener un mínimo de pudor y ética intelectual para escribir. El papel y la web aguantan todo, pero el mundo lo está viendo, vivimos en la época de la información.
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